La investigadora argentina Micaela Camino fue premiada internacionalmente con el "Oscar Verde"
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La investigadora argentina Micaela Camino fue premiada internacionalmente con el "Oscar Verde"

Camino trabaja en el Centro de Ecología Aplicada del Litoral (CECOAL)-CONICET.


Libertad Digital

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28/04/2022
 /  libertaddigital.com
 -  Política  /  Redacción: Nahuel Bustos Domecq

Dos científicos de América Latina recibieron este miércoles en Londres uno de los premios de conservación más prestigiosos a nivel internacional.

Micaela Camino, de Argentina, y Pablo Hoffmann, de Brasil, fueron galardonados con el Premio Whitley, que la fundación británica del mismo nombre otorga cada año a líderes conservacionistas de Asia, África y América Latina.

Los ganadores latinoamericanos trabajan en regiones de Sudamérica que rara vez son noticia, pero están gravemente amenazadas.

Camino fue distinguida por "empoderar a comunidades en el Chaco seco argentino para defender sus derechos" y proteger a una especie clave de mamífero que podría desaparecer en solo tres décadas.

Hoffman fue premiado por su lucha por salvaguardar a verdaderos sobrevivientes de la historia del planeta: el bosque de araucarias en el sur de Brasil.

El galardón, conocido como el "Oscar Verde", otorga un fondo de 40.000 libras (cerca de US$50.000) a cada ganador y es concedido cada año a seis conservacionistas considerados "pioneros en soluciones a la crisis de biodiversidad". También hay un premio especial de 100.000 libras (US$125.000) para un ganador previo.

"Con un millón de especies en riesgo de extinción y vínculos inextricables entre la pérdida de biodiversidad y el cambio climático, los ganadores utilizarán los fondos para acelerar su trabajo innovador con el fin de revertir la disminución de especies", señaló la Fundación Whitley para la Naturaleza.

Micaela Camino explicó en qué consiste su trabajo de conservación y cuáles son los principales desafíos que enfrentan.

La bióloga nació en Buenos Aires pero decidió dedicar su vida a proteger un ecosistema a más de 1.000 km de distancia.

"El Gran Chaco sudamericano es la ecorregión más grande de Sudamérica después de la Amazonía y tiene dos partes: la región humeda y la región seca", señaló Camino a BBC Mundo.

Esa vasta ecorregión cubre un territorio de cerca de 1.140 000 km2.

"El Chaco seco está en Argentina, Bolivia y Paraguay. Es el bosque seco subtropical más grande del mundo".

Camino explicó a BBC Mundo que el Chaco seco alberga especies únicas.

"Muchas de esas especies sólo existen en esa región porque son bosques muy especiales, ya que al ser secos hay estaciones en las que no cae agua por mucho tiempo. Entonces toda la vida se adaptó a esas condiciones, y entre esas especies está la que yo trabajo, el chancho quimilero".

La mayor parte de los esfuerzos de conservación de la científica están centrados en esa especie de pecarí o chancho de monte.

"A diferencia de otros pecaríes que existen en América, esta especie solo existe en los bosques secos del Chaco y está muy, muy amenazada porque esta regióntiene una de las tasas más de deforestación más altas del mundo".

El nombre de "quimilero" se debe que este pecarí se alimenta de un cactus típico de la región llamado quimil.

"Justamente por comer los cactus es que puede atravesar muy bien las temporadas tan largas de sequía, mientras que otros mamíferos empiezan a caminar desesperados. A veces los encontrás muertos por lo seco que se pone".

Salvar al pecarí quimilero requieres esfuerzos urgentes, afirmó Camino.

"Está desapareciendo su hábitat y es una especie que representa un camino evolutivo único y si se extingue ahí se extingue del mundo. Nosotros estimamos que solo enfocándonos en lo que es pérdida de hábitat si no hacemos algo ya, en 30 años esta especie estará extinta".

"Lo que hacemos al enfocarnos en esta especie es que como salvarla requiere sí o sí, salvar los bosques en su hábitat. Esto nos permite usarla como un guardián, como un paraguas que protege a todo el sistema boscoso con su diversidad de especies y gente y culturas".

La lucha por salvar a esta especie y su hábitat está indisolublemente ligada a empoderar a los habitantes locales, como las comunidades indígenas wichí.

"Hace algunos años empezamos a ver que comenzaba a faltar el bosque, incluso en las comunidades donde trabajábamos por ahí llegabas y el bosque había desaparecido. La comunidad a veces parecía no haber recibido nada a cambio o parecían obligados a retirarse de sus casas", relató Camino.

"No terminábamos de entender qué estaba pasando, no había transparencia en lo que sucedía porque la gente no tiene la seguridad en la tenencia de la tierra. La mayoría no tienen los títulos, no porque no deberían tenerlos, sino porque el Estado no se los ha reconocido".

"De repente aparecen empresas que se quedan con las tierras, consiguen los títulos y cortan todo el bosque. Es una deforestación enorme de hectáreas y hectáreas y hectáreas con máquinas enormes y cadenas que arrastran todos los árboles para después sembrar generalmente soja para exportación".

"Son grandes inversiones que llegan a la zona, que se aprovechan de toda esta situación, de que las comunidades no tienen los títulos, de que están aisladas y no tienen información sobre sus derechos sobre cómo hacer los trámites, de que la sociedad no tiene información sobre la riqueza de esta zona ".

Camino y sus colegas han venido realizando talleres, con ayuda de abogados y organizaciones de derechos humanos, para explicar a las comunidades cuáles son las leyes nacionales que protegen los bosques.

"Las leyes en Argentina no permiten una deforestación como la que estamos viendo hoy día. Hay muchas leyes distintas, sobre derechos a la tierra o derechos indígenas o sobre conservacion de los bosques. Hay muchas leyes por las cuales esto no debería estar sucediendo, pero no se están aplicando".

"Habíamos planeado 15 talleres pero la gente local nos empezó a llamar de todos los lugares del bosque e hicimos como 100".

"Nosotros sabemos sobre las leyes y ellos saben sobre lo que ellos mismos necesitan. La idea es pensar juntos cómo construir una solución para llevársela a los decisores políticos y trabajar con ellos también, porque no todo el gobierno está con ganas de que avance la deforestación, sino que son casos a veces muy particulares".

El mensaje de Micaela Camino a los lectores de BBC Mundo es que "tenemos un mundo muy hermoso y si abrimos los ojos y el corazón vemos que la naturaleza es parte de nosotros y desde cada lugar en que estamos podamos ayudar, averiguar qué consumimos, donar".

Y siempre escuchar a las personas que viven en los propios ecosistemas, aclara.

"Porque muchas veces la naturaleza tiene sus habitantes. Son sus guardianes y son las personas más marginadas y más vulneradas. Ellos nos pueden pueden ayudar a conservar nuestro mundo".

Fuente: BBC Mundo

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