Triple crimen de Florencio Varela: una detenida dijo que el móvil fue el robo de 30 kilos de cocaína

La causa por el triple crimen de Florencio Varela sumó este miércoles nuevos y estremecedores detalles. En una ampliación de su declaración indagatoria, Celeste Magalí González Guerrero, una de las nueve detenidas, relató cómo fueron los últimos momentos de las tres jóvenes asesinadas y apuntó directamente contra Víctor Sotacuro Lázaro, alias “El Duro”, como líder de la banda narco y dueño de la droga cuyo robo habría desencadenado la masacre.

“Le robaron 30 kilos de cocaína al Duro. Sé que una de las chicas fue parte del robo, pero la menor no tenía nada que ver”, sostuvo González Guerrero ante el fiscal Adrián Arribas, de La Matanza. Con su testimonio, la mujer ratificó la hipótesis que ya había insinuado Sabrina del Castillo, madre de una de las víctimas, quien días atrás había declarado que las jóvenes fueron atacadas como castigo por el supuesto robo de droga.

Una interna narco detrás del crimen

La imputada aseguró que “El Duro” estaba por encima en la estructura del grupo de Tony Janzen Valverde Victoriano (20), alias “Pequeño J”, hasta ahora señalado como el principal responsable de los femicidios. Según la nueva versión, Sotacuro habría dado las órdenes y “Pequeño J” las ejecutó junto a Miguel Villanueva Silva (25), pareja de González Guerrero.

La mujer describió que la noche del 19 de septiembre, las tres víctimas llegaron sonrientes a una vivienda de Villa Vatteone, en Florencio Varela, engañadas con la promesa de una fiesta. “Venían contentas, sin imaginar lo que iba a pasar”, aseguró.

En su relato, González afirmó que Villanueva le confesó los asesinatos con una violencia estremecedora. “Me dijo que una de las chicas quiso escapar, y él la atacó con un destornillador. Después usó un fierro para terminar de matarla”, declaró. Según su testimonio, Brenda fue la primera en morir, seguida por Morena y finalmente Lara, a quien habrían asfixiado tras torturarla.

También contó que a una de las víctimas “le cortaron los dedos”, una práctica común en ajustes de cuentas narcos, y que incluso uno de los perros de la casa habría devorado una falange.

Un millón de dólares por los crímenes

En otro tramo de su declaración, González Guerrero afirmó que Matías Agustín Ozorio (28), otro de los detenidos, le contó que el asesinato fue pagado con un millón de dólares por una persona vinculada al narcotráfico peruano. “Esa plata fue para ‘Pequeño J’, por haber cumplido con el encargo”, aseguró.

La detenida también detalló que dentro de la organización existían rangos y roles precisos: “Abuelo” sería el productor de la droga, “Papá” el que organizaba los envíos, y los “Pequeños”, como “Julio”, en referencia a “Pequeño J”, se encargaban de manejar lotes de entre siete y diez kilos de cocaína.

Transmisión en vivo y limpieza de la escena

Uno de los fragmentos más impactantes de su testimonio fue la confirmación de que los femicidios fueron transmitidos en vivo por videollamada a otros integrantes de la red narco. “Me dijo que hacían una llamada con ‘Papá’ y ‘Lima’, para mostrarles cómo las mataban”, afirmó. Según la mujer, habrían usado una aplicación llamada Zangi, poco conocida y con alto nivel de encriptación.

González también relató cómo, horas después de los crímenes, participaron de la limpieza y destrucción de evidencias. Dijo que compraron “cinco botellas de lavandina, guantes, agua oxigenada y nafta” para borrar rastros, y que finalmente quemaron colchones, sábanas y camas dentro de la camioneta Chevrolet Tracker blanca usada para trasladar a las jóvenes.

El avance de la investigación

El fiscal Adrián Arribas confirmó que el nuevo testimonio “aporta datos consistentes” y permitirá orientar la causa hacia una red narco transnacional. Además, anticipó que solicitará la intervención de la Justicia Federal para continuar con las pesquisas sobre el tráfico de drogas y las conexiones internacionales de los acusados.

Mientras tanto, la Policía Federal continúa los peritajes sobre los celulares secuestrados y se realizaron 20 allanamientos en la zona de Flores, en busca de nuevos elementos.

Los investigadores creen que la declaración de González Guerrero puede ser clave para reconstruir la cadena de mando de la organización y confirmar que el triple crimen fue un castigo narco por la pérdida de droga.