Natalicio de Oliverio Girondo: evocación a "Espantapájaros" en la voz de Grandinetti
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Natalicio de Oliverio Girondo: evocación a "Espantapájaros" en la voz de Grandinetti

Hace 130 años llegaba al mundo el poeta que intentó hacer de la literatura una fiesta y a la vez un laboratorio; autor de “Veinte poemas para ser leídos en el tranvía” y “En la masmédula”, cautiva a nuevas generaciones de lectores


Libertad Digital

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17/08/2021
 /  libertaddigital.com
 -  Cultura  /  Redacción: Nahuel Bustos Domecq

Nació en una familia acaudalada y en su juventud viajaba a Europa al menos una vez por año; se recibió de abogado, hizo los dibujos para su primer libro de poemas, escribió obras teatrales y un solo relato (Interlunio); fue uno de los integrantes de la revista Martín Fierro, se casó con Norah Lange, probó suerte con la performance y, tardíamente, con la pintura; rechazó la invitación que le hizo Victoria Ocampo para publicar en Sur y, como muchos artistas y escritores, se refugiaba en el delta de Tigre.

Por su actitud vanguardista, Oliverio Girondo (1891-1967) fue reivindicado por poetas como Enrique Molina (con el que tradujo Una temporada en el infierno, de Arthur Rimabud), Francisco Madariaga, Mario Trejo y Alberto Vanasco.

Hace 130 años (o 131, según sostienen los que afirman que “se quitó” un año) llegaba al mundo el poeta que intentó hacer de la literatura una fiesta y a la vez un laboratorio. “Yo no tengo, ni deseo tener, sangre de estatua. Yo no pretendo sufrir la humillación de los gorriones. Yo no aspiro a que me babeen la tumba de lugares comunes, ya que lo único realmente interesante es el mecanismo de sentir y pensar”, escribió en 1922, cuando dio a conocer su primer libro. Por su obra única y vanguardista, Olga Orozco lo llamó “el arcángel negro” de la literatura argentina. Con el peruano César Vallejo y el chileno Vicente Huidobro, fue uno de los poetas más innovadores de la poesía en español en el siglo XX.

Girondo es reconocido tanto por su obra poética -en la que se destacan Veinte poemas para ser leídos en el tranvía, Persuasión de los días y el fundamental En la masmédula, que fija recursos que muchos poetas aún siguen utilizando- como por sus acciones performáticas: en 1932, para promocionar Espantapájaros (al alcance de todos) hizo una escultura de papel maché del “espantapájaros académico” dibujado por José Bonomi, la colocó en una carroza tirada por seis caballos, con aurigas y lacayos incluidos, y la hizo desfilar por la calle; en un mes, se vendieron cinco mil ejemplares de su tercer libro. En su casa de Suipacha al 1400, organizaba con Lange fiestas que, para algunos, podrían ser consideradas antecedentes de los happenings de los años '60.

"Me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! —y en esto soy irreductible— no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!".

El fragmento es conocido. Pertenece al poema Espantapájaros publicado en 1933. Su autor es Oliverio Girondo, el poeta surrealista que nació en Buenos Aires hace 130 años, el 17 de agosto de 1891. Quien lo hizo popular fue el cineasta Eliseo Subiela, al ponerlo en boca de Darío Grandinetti en su film de 1992, El lado oscuro del corazón. Luego de recitarlo, el protagonista aprieta un botón que elimina a su compañera de cama.

En esta nota: #efemérides

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