Libertad Digital
El proyecto encabezado por el profesor Paul Dastoor de la Universidad de Newcastle (UON) consiste en que la energía captada por un panel solar pueda conducirse sobre hojas de papel y otros materiales de impresión.
El equipo de investigación fabricó los módulos solares utilizando técnicas de impresión estándar; de hecho, la máquina que utilizan suele hacer etiquetas de vino.
“Tras cinco años de desarrollo interno, todos los componentes de estas tintas electrónicas avanzadas ahora se sintetizan a escala dentro de nuestro Centro de Electrónica Orgánica utilizando materiales no tóxicos a base de carbono. Estos componentes se utilizan directamente o se procesan posteriormente en tintas y pinturas a base de agua”, dijo el profesor Dastoor.
¿De qué están hecho los paneles solares?
Los paneles solares están compuestos de silicio. El silicio despojado de impurezas es un material ideal para transmitir electrones. El silicio se combina con otros materiales que generan cargas positivas o negativas, como por ejemplo el fósforo que tiene cinco electrones y el boro que tiene tres. Esto es así porque se deben crear cargas positivas y negativas para generar la electricidad.
Las placas negativas con fósforo y las positivas con boro se intercalan en el panel con hilos conductores entre ellos. A su vez, estos paneles están recubiertos de cristal no reflectante. También tienen un inversor, que transforma la corriente continua generada en corriente alterna.
“Ninguna otra solución de energía renovable se puede fabricar con tanta rapidez. En nuestra impresora a escala de laboratorio podemos producir fácilmente cientos de metros de material por día, en una impresora a escala comercial esto aumentaría a kilómetros. Si solo tuviera diez de estas impresoras funcionando las 24 horas del día, podríamos imprimir suficiente material para entregar energía a 1000 hogares por día ”, dijo el profesor Dastoor.
Costos, accesibilidad y aplicación
Se estima que el costo de producción es cercano a los 10 dólares australianos por metro cuadrado de papel. Su producción barata y fácil permitiría que el sector industrial utilice esta tecnología como una alternativa a las energías tradicionales que generan gases de efecto invernadero.
Australia es uno de los tres países que más producen gases de efecto invernadero en el mundo. La población australiana ha pedido a su gobierno que se tomen medidas para contrarrestar esta estadística.
Sin lugar a dudas, la era de la energía producida por el petróleo está llegando a su fin, y debemos centrarnos en nuevas energías que sean renovables y menos contaminantes, como la energía solar, eólica o hidráulica.
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