Libertad Digital
Me parece central entender que cuando se habla o se analiza el contexto no tenemos que dejar fuera de la mesa que estamos frente a la peor sequía de los últimos 100 años.
A lo largo del último año o de los últimos 11 meses que nos ha tocado trabajar juntos, muchas de las dificultades que nos han tocado enfrentar las hemos podido enfrentar sin necesidad de discusión, con diálogo. El diálogo con el sector y el trabajo articulado es fundamental.
Ninguno de ustedes puede desconocer el momento que el programa con el Fondo y la sequía le imponen a la economía argentina y que exige que el trabajo que venimos haciendo de medidas de contexto tengan que ver con cuidar la estabilidad macroeconómica argentina y cuidar al sector productivo, un sector productivo tan importante.
El desafío es ver cómo a este motor principal que tiene nuestra economía, que es el sector agropecuario, lo acompañamos con otros motores que alivianen la carga de la atracción que representa para la economía del sector, y que permitan que el desarrollo sea equilibrado, que la carga impositiva sea equilibrada, sin prejuicios, sin dogmas.
Creemos que es fundamental que el Congreso argentino sancione la Ley de Agroindustria. Entendemos que el mayor valor por valor agregado de nuestras exportaciones no solamente le va a dar competitividad al productor agropecuario, sino que además nos va a dar un primer sendero de reducción impositiva que va a permitir ir equilibrando y alivianando la carga. En la mayor capacidad de valor agregado en nuestras exportaciones, sin dudas la presión sobre la producción primaria en materia impositiva va a ser mucho menor.
No son 200 economías regionales como escuché recién o hace un rato que tienen retenciones; hasta el 30 de agosto quedan sólo 6, y a partir del 1 de septiembre ninguna economía regional en la Argentina va a pagar retención. Me parece importante dejarlo sentado, sobre todo porque no vale todo en campaña. Consignas fáciles de repetir, lindas para la tele, 5 relatos posibles con las cuentas macroeconómicas de la Argentina, son solamente pan para hoy y hambre para mañana.
Creo en el campo argentino como uno de los motores del crecimiento económico de la Argentina. Voy a trabajar como Presidente para que ocupemos cada vez más lugar en los mercados alimentarios del mundo, para que tengamos valor agregado en nuestro campo, para aumentar el nivel de inversión que hoy ya pusimos en marcha en materia de conectividad rural porque el campo necesita tecnología. Voy a trabajar para seguir aumentando las inversiones en materia de riego para que la próxima vez que nos toque enfrentar una sequía no estemos frente a la dificultad de que el clima nos pone una barrera definitiva.
Nunca dejamos de atender a un productor en emergencia porque entendemos que son un actor central de la economía argentina.
No se puede vivir abrazado eternamente a peleas del pasado, porque eso frena a la Argentina. Hoy todos en la Argentina tenemos que entender que el sector agroindustrial puede ser un gran jugador en una agenda global que de alguna manera plantea la seguridad alimentaria como parte de la discusión de los próximos 10 años.
A lo largo de estos años y sobre todo por mostrar además que tengo autonomía de pensamiento y de decisión, creo haber sido en el trato con el sector, franco, llano, honesto intelectualmente, y sobre todas las cosas, creo haber demostrado una enorme voluntad para resolver problemas con un absoluto sentido práctico.
El desafío, y se lo pedimos a las autoridades del Banco Central y además el Secretario de Agricultura lo planteó con mucha vehemencia, de alguna manera el objetivo central es tratar de encontrar un mecanismo que le despeje el camino al productor para que no tenga límite de acceso a financiamiento, sin que termine siendo el beneficiario la cerealera o un acopiador. Creo que despejar la paja del trigo para que los beneficios lleguen a los productores es fundamental, porque si no lo que termina pasando es que con la consigna de defender al productor terminan ganando mucha plata las cerealeras.
¿Queremos al Estado invirtiendo más en caminos rurales, transfiriéndole más plata a las provincias para que haya mejores caminos rurales? ¿Queremos al Estado invirtiendo en conectividad rural entendiendo que las empresas de telefonía celular han demostrado que el campo como actor no les interesa? Nada le tiene que preocupar más al productor agropecuario que tener un país con mirada federal y que tener un Estado que tenga como criterio el arraigo a la hora de llevar adelante su inversión pública.
La Argentina necesita un Estado eficiente y no un Estado tonto. La Argentina necesita un Estado que invierta porque es un país en vías de desarrollo, y porque en los países en vías de desarrollo muchas de las inversiones las lleva adelante el Estado porque los privados no arriesgan.
Quiero un país en el que la universidad sea pública, gratuita, de calidad, inclusiva, para que el hijo de un peón de campo pueda soñar con ir a la universidad.
Creo en la propiedad privada, creo en la suma de capital y trabajo y creo en el campo como motor de la economía argentina.
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