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"Te voy a dar donde más te duele." Esa es una de las frases que Susana Ruberto, fundadora de la Asociación Mami, recuerda haber escuchado de su expareja. Una advertencia que sintetiza el núcleo de la violencia vicaria: dañar a una madre a través de sus hijos. Hoy, Susana lucha para visibilizar esta forma de violencia de género y brindar apoyo a quienes la padecen.
La violencia vicaria, acuñada por la licenciada argentina Sonia Vaccari en 2012, describe un mecanismo donde el agresor utiliza a los hijos como herramienta de maltrato hacia una mujer que ya ha logrado escapar de la relación violenta. Según explica Ruberto, esta violencia persiste en gran parte gracias a la inacción y los prejuicios del sistema judicial.
Un camino lleno de obstáculos
Susana relató que su calvario comenzó cuando logró salir de un matrimonio marcado por la violencia extrema. A pesar de dejarle todo a su expareja para "que la dejara en paz", la violencia continuó a través de su hijo, entonces de 13 años. "De repente, mi relación amorosa con él cambió drásticamente. Mi hijo empezó a denunciarme por maltrato, manipulado por su padre", contó.
Durante años, enfrentó una avalancha de denuncias infundadas y un sistema judicial que tardó en responder. "La jueza demoró un año y medio en darme una audiencia y tres años más para ordenar la revinculación con mi hijo. Cuando finalmente ocurrió, él ya estaba completamente manipulado", explicó.
Una problemática que trasciende lo personal
El caso de Susana no es único. Desde su experiencia, fundó la Asociación Mami, que significa "Manipulación con Alejamiento y Maltrato Infantil", para apoyar a otras madres en situaciones similares. "Somos madres autoconvocadas, no recibimos dinero de nadie y trabajamos en todas las provincias con mesas de trabajo para visibilizar y combatir esta problemática", explicó.
Susana destacó que la violencia vicaria tiene dos pilares: la manipulación psicológica de los hijos por parte del agresor y el respaldo de una justicia lenta y muchas veces insensible. "Es obligación del sistema investigar rápidamente, pero, en lugar de proteger a los niños, perpetúan el daño", señala.
El caso de la Niña Cielo y la lucha en otras provincias
Susana también hace referencia al caso de la Niña Cielo, que generó gran repercusión a nivel provincial y nacional. "Me solidarizo profundamente con esa madre. Ella hace dos años viene luchando y está muy preocupada”.
En 2025, la Asociación Mami planea llevar mesas de trabajo a Córdoba, una de las provincias con mayor incidencia de violencia vicaria, junto con Neuquén y Río Negro. "La situación en el sur es aberrante. Nuestro objetivo es dar herramientas a las madres para que puedan resistir y luchar."
Un mensaje de esperanza
A pesar de los obstáculos, Susana aseguró que es posible salir adelante con terapia, apoyo legal adecuado y redes de contención.
Desde la Asociación Mami, Susana Ruberto continúa alzando la voz por las madres que enfrentan este tipo de violencia, abogando por un sistema judicial más eficiente y consciente, y sembrando esperanza para quienes aún buscan justicia.
Para información, contención y asesoramiento, comunicate a través de sus redes sociales @asociacion_mami
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