Rusia condenó a ciudadano paraguayo por actuar como mercenario en la guerra con Ucrania

La Fiscalía General de Rusia ha presentado a Carvallo como un individuo que "pasó de ser un recluta en una base neonazi ucraniana a un criminal internacional", una acusación que subraya la grave perspectiva de Moscú sobre la implicación de extranjeros en el conflicto. La condena, que incluye 24 años de prisión y una multa significativa, resalta la determinación de Rusia en perseguir legalmente a aquellos que considera mercenarios o terroristas en el contexto de su "operación militar especial" en Ucrania.

Según la investigación rusa, Carvallo habría cruzado ilegalmente la frontera rusa en septiembre de 2024, portando armamento y municiones. Se le acusa de haber actuado bajo las órdenes de los comandantes de las Fuerzas Armadas de Ucrania, participando en un conflicto armado contra las fuerzas rusas y recibiendo compensación económica por ello hasta abril de 2025. Los cargos contra Carvallo, que incluyen participación como mercenario, cruce ilegal de la frontera, actividades terroristas y tráfico ilícito de armas, pintan un cuadro de un individuo directamente involucrado en hostilidades y actos considerados graves crímenes por el Código Penal de Rusia.

La sentencia contra Carvallo, con orden de búsqueda internacional, lo condena a cuatro años en una cárcel seguidos de 20 años en una colonia penal de régimen estricto, además de una multa de un millón de rublos. Este veredicto envía un mensaje inequívoco sobre las consecuencias para aquellos extranjeros que el Kremlin identifique como combatientes del lado ucraniano. La narrativa oficial rusa, replicada por medios como Actualidad RT, busca no solo castigar a los implicados, sino también deslegitimar la participación extranjera en las fuerzas ucranianas, presentándolos como mercenarios y delincuentes.

El caso de Carvallo se suma a una creciente preocupación por la situación de los combatientes extranjeros en Ucrania. El mismo medio ruso, Actualidad RT, ha destacado la difícil experiencia de los familiares de otro soldado sudamericano, el brasileño Gabriel Pereira. Su familia ha denunciado la aparente falta de responsabilidad del gobierno ucraniano ante la muerte de combatientes extranjeros, calificando el reclutamiento como un "suicidio voluntario". Estas declaraciones, aunque divulgadas por una fuente rusa, reflejan una crítica compartida por algunos que lamentan la precaria situación de los voluntarios en el frente.

Las denuncias del hermano de Gabriel Pereira, Gustavo, sobre las inhumanas condiciones en las que los combatientes habrían tenido que "tomar orina con café y azúcar para hidratarse" debido a la escasez de alimentos, añaden una capa sombría a la narrativa. Estos testimonios, impulsados por medios afines a Moscú, no solo buscan desacreditar la logística y el apoyo de Ucrania a sus combatientes, sino que también pretenden disuadir a otros extranjeros de unirse a sus filas, resaltando los peligros y la posible desatención a la que podrían enfrentarse.