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Club Social
"Me movió mucho y por eso decidí publicarlo, no soy de compartir mis cosas en redes sociales, pero eso me tocó y decidí contar cómo fue el contexto y la experiencia de Darío con los animales y su primer gato", relató Romina Gómez Recalde.
Darío es un niño de seis años que tiene mucho por enseñarnos a partir de un gesto simple, pero revelador que pone en valor algo que hace tiempo los adultos debemos entender: la adopción responsable de mascotas.
El pequeño se hizo conocido en las redes sociales a partir de una publicación que hiciera Romina, su mamá, donde ella misma contó que Darío se propuso generar sus propios ingresos para poder mantener a Otto, su gatito.
"Ya teníamos un gato que vino incluido con la casa", comenta entre risas Romina al tiempo que aclara: "En realidad era de una vecina de mi cuñada que vive al lado, pero Darío le daba comida, le hizo una camita y el gato nos eligió como familia y se quedó con nosotros".
Tiempo después, este primer felino fallecería dejando un vacío en Darío. Por lo que decidieron adoptar a Otto, previa charla sobre los cuidados que exige una mascota y la responsabilidad que el pequeño debería tener para con él. "Aparentemente nos entendimos y decidimos buscar un gatito", indicó.
La idea de la barbería
El emprendimiento no estaba en los planes, ni siquiera fue charlado en familia. Sino que fue el resultado de la inquietud del niño.
"Fuimos a la mañana a comprar alimentos y piedritas para el gato, y él quería comprarle juguetes y una correa. Pero el local no tenía algunas cosas por lo que le dije que después podríamos buscar", relató Romina.
Al volver a su casa, Darío maquinó un plan que le pareció totalmente viable. "Volvimos, buscó sus fibrones y una hoja, cómo terminó el jardín de 5 y todavía no sabe escribir, me pidió que lo ayude a poner 'barbería' y 'peluquería'", señaló la mamá.
Sin develar su plan, Darío pegó su cartelito en la ventana y se armó de tijeras y peines para iniciar su emprendimiento. "Pensé que estábamos jugando porque me preguntó si quería que me arregle el pelo. Entonces me senté y ahí me comentó que ese iba a ser su trabajo porque quería juntar para comprarle juguetes y alimento a su gato", relató.
Aunque pareciera un juego, Darío estaba convencido de lo que hacía al punto tal de ponerle un precio a su labor: $210. Asimismo insistía en continuar con su emprendimiento. Mientras su madre cocinaba, él estaba atento a la presencia de algún cliente.
"El muchacho estaba comprometido y trabajando en serio, y eso me partió por lo que decidí compartirlo en el post", destacó Romina.
El impacto de las redes
Lejos de ser un dato curioso de los que abundan continuamente en las redes, el caso de Darío nos deja con un sabor a orgullo a todos. Así como lo señala su mamá: "Me gustaría que los papás lo vean desde el ejemplo de comentar y charlar con los chicos sobre la responsabilidad que conlleva tener una mascota".
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