Luciana García, campeona nacional de judo: “En el dojo todos somos amigos, nadie queda afuera”
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Luciana García, campeona nacional de judo: “En el dojo todos somos amigos, nadie queda afuera”

A sus 10 años, Luciana García no solo ganó el Campeonato Nacional de Judo en Santiago del Estero, sino que transmite con una madurez conmovedora los valores que esta disciplina le enseñó. Entrena desde los dos años, inspirada por su padre y entrenador, Gustavo García, quien también es el director de la academia Okasan Dojo en Resistencia.


06/06/2025
 /  libertaddigital.com
 -  Deportes  /  Redacción: Soraya Casco

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“El dojo es como mi casa”, dice con una sonrisa. “Estoy casi todo el día ahí. Entreno una o dos horas por día, todos los días. En el dojo nos cuidamos todos: los más grandes con los más chiquitos, y los más chiquitos con los más grandes. Nadie queda excluido.

Su papá, Gustavo, no es solo su entrenador, sino también el alma de un proyecto que pone el acento en los valores antes que en los resultados. “El dojo es un espacio para el crecimiento personal. Toda nuestra metodología está pensada para el desarrollo integral de las personas”, explicó. “La competencia es una consecuencia. Primero trabajamos en formar personas”.

Luciana coincide: “Aprendemos a ser puntuales, a respetarnos. Es una disciplina muy amistosa”. Aunque entrena en doble turno varias veces a la semana para prepararse para competir, disfruta cada momento. “Antes de la clase, si llegamos temprano, jugamos ahí”.

Familia, respeto y crecimiento

Luciana fue campeona en un torneo donde compitieron más de 2.000 judocas. “Hice tres luchas hasta llegar a la final. En judo, a diferencia de otros deportes, tenés que estar muy concentrado porque puede pasar cualquier cosa en la lucha. Hay que estar enfocado todo el tiempo para atacar y defenderse, explicó.

En la final, venció a una competidora de Santa Fe. Pero más allá de la victoria, lo que la marcó fue la enseñanza del respeto. “Después de cada lucha, ganes o pierdas, saludás al otro y a su entrenador. Es una muestra de respeto porque la vida es así: hoy podés ganar y mañana perder. Lo importante es cómo lo vivís”, agregó su papá.

Sobre el dojo, contó que Okasan significa mamá y lleva ese nombre en homenaje a su madre, también judoca, quien lo inició en este camino y fue fundamental en la crianza de sus hijos. Entrenar con mi hija es una inversión al futuro. Mi otro hijo, Daniel, de 12 años, también practica. Y mi otra hija Julieta que tiene apenas un año y medio, ya anda metida entre los tatamis, un espacio de respeto donde tratamos de construir una sociedad basada en los valores, eso me llena de orgullo”, contó emocionado.

Luciana, sin dudar, agregó: “Me encanta compartir tiempo con mi papá, porque además es mi entrenador y cuando salimos del dojo le puedo preguntar: ‘¿Por qué no me salió esto? ¿Qué hago para mejorar?’. Siempre me responde”, bromeó.

Gustavo también resaltó la importancia de la contención. “Nosotros recibimos chicos que llegan con problemas de autoestima o que sufren bullying. En este entorno, fortalecen su confianza, aprenden que el mundo también puede ser un lugar amigable y respetuoso”. En Okasan Dojo trabajan con un equipo de nutricionistas y psicólogos y hacen un seguimiento de cada alumno, para acompañarlos en su proceso de crecimiento.

Y el mensaje final quedó en manos de Luciana, con una simpleza y fuerza que trascienden su corta edad: “Estaría bueno que todos los chicos hagan deporte. Es muy sano, te hace bien física y mentalmente”.

Si querés conocer más sobre Okasan Dojo, ingresá a sus redes sociales en InstagramFacebook.

Mirá la entrevista completa.

En esta nota: #historias de vida

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