Chapista de siempre, abogado a los 83: "Me animo a cualquier cosa"
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Chapista de siempre, abogado a los 83: "Me animo a cualquier cosa"

Por Nahuel Bustos Domecq.

Esta es una historia insuperable, un testimonio de tenacidad, esfuerzo y de aprendizaje. Se trata de Osvaldo Ojeda, quien hoy se jubiló como chapista después de 60 años de trabajo permanente y hace 15 se puso el desafío de convertirse en abogado. Finalmente lo logró en 2021, luego de sortear distintas vicisitudes.


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16/12/2021
 /  libertaddigital.com
 -  Cultura  /  Redacción: Nahuel Bustos Domecq

Hace algunos días se viralizó la historia de Osvaldo Ojeda, un correntino de 83 años que cumplió su objetivo de convertirse en abogado. Pero no es su edad la que debe concentrar nuestra atención sino su jocosidad y, por qué no, su testimonio como parte de una muestra virtuosa de valor ante aquello a lo que los más jóvenes siempre temen: el devenir, el miedo a lo que pasará mañana. Un mañana incierto, sí. Pero lleno de posibilidades.

Los quince años que pasó cursando la carrera de Derecho en la UNNE y todos los traspiés que debió surcar lo atestiguan. Le dan la altura y la autoridad como para "chapear" victorioso su logro. Meta a la que llegó no sólo por su esfuerzo, sino también por el acompañamiento de su familia.

Es tan rico su testimonio que podríamos pasar años hablando solamente de esta meta cumplida por Osvaldo. Por eso, aquí sólo nos remitiremos a un resumen de sus palabras. Y otra vez, por qué no, a la emoción y jovialidad que éstas transmiten.

"Me animo a cualquier cosa"
Nacido el 6 de noviembre de 1938, Osvaldo Ojeda surcó su vida como chapista. De hecho, el 15 de enero cumple 60 años en su profesión iniciada en 1962.

Hace 15 años, luego de que designaran a su hijo como Fiscal de Instrucción, se determinó a convertirse en abogado para que la referencia no sea de chapista. "Apareció de improviso no más, porque resulta que un día lo nombran fiscal de instrucción a uno de mis hijos y a mí me daba vergüenza decir que soy el papá de un abogado y fiscal, así que le dije 'mirá, te voy a dar un papá abogado' y así empezó todo", contó.

Padre de siete hijos y bisabuelo, Ojeda comenzó a estudiar la carrera hace 15 años, después de toda una vida dedicada a su taller. "Imagínese usted que yo como chapista estoy en las antípodas del derecho, allá como China y Argentina, estaba muy alejado", dijo sorprendido.

La experiencia universitaria
"Me acuerdo de todos los días", aseguró Osvaldo respecto del primer día de clases. "Ingresaba a la facultad y los alumnos se paraban porque pensaban que yo era el profesor", indicó.

En sus primeras clases debió enfrentar algo que no debería suceder, y sin embargo pasa: ponerle la cara a la discriminación.

A los 68 años se aventuraba a cursar una carrera universitaria en un trajín que lo obligaba a convivir con compañeros imbuidos en la vorágine de la actualidad generacional. Algo que supo sortear con humor y, tal vez, abnegación. "Me miraban como bicho raro, era un viejito que ahí estaba, hay muchas vivencias que no puedo contar porque estuve quince años entre jóvenes desde 17 años que ya estaban cursando", comentó.

Las dificultades
Si para cualquier joven es difícil afrontar una carrera universitaria en el camino del aprendizaje, para Osvaldo el desafío representó vivir en una vorágine. No obstante, las sensaciones no fueron distintas a cualquier estudiante.

"Me pasaba lo mismo que le sucedía a cualquier estudiante", aseguró. En esta línea, agregó sus sensaciones en los exámenes finales.

En el medio de la cursada, Osvaldo sufrió un ataque cardíaco y debió ser intervenido producto de los nervios, según él.

La pandemia, la muerte de su esposa y el acompañamiento de la familia

Así como a muchos otros estudiantes, Osvaldo debió enfrentar los desafíos de la conectividad y la cursada virtual. Algo que lo encontró maravillosamente con la compañía y ayuda de sus nietos. Fenómeno que habitualmente ocurre en la educación para adultos.

En el anecdotario de Osvaldo quedó plasmada la colaboración de otras personas que ayudaron para que pueda superar la etapa. No obstante, le quedaba la última materia en la cual, a partir de una confusión fracasó.

"Resulta que me quedaba una materia que se llamaba Seminario Optativo y pensé que era opcional, por lo que opté que no y resulta que no era así, ahí perdí dos cuatrimestres del 2020", contó jocoso.

Un golpe que le quitó un apoyo esencial
Durante la etapa más dura de la pandemia en 2020, Osvaldo Ojeda perdió a su esposa. Apoyo incondicional que lo ayudaba y lo alentaba a continuar. "En el segundo cuatrimestre aprobé y aquí estoy, porque me rompí para trabajar de abogado y no importa las materias que perdí, seguí adelante siempre agradecido a los profesores", sostuvo.

Su esposa se llamaba Tránsita, quien lo acompañaba cebándole mates durante las noches para que él pudiera estudiar e ingresar temprano a la mañana. "Ella me alentaba y le ponía más garras que yo", aseveró.

Consejos de los profesores
"Acá aprueba el que sienta el culo en la silla, eso decían los profesores, y es lo más difícil", aseguró Osvaldo. Una frase que se repite entre los docentes de la universidad.

Osvaldo asegura que no consume producciones audiovisuales, excepto el boxeo. Por lo que la lectura le resultó simple. "La abogacía es pura lectura", manifestó.

La casa por la ventana
No conforme con su logro y con la premisa de que "sus hijos ya están crecidos", Osvaldo se propuso celebrar esta meta cumplida con una gran celebración. La cual incluye un corte de calle y una amplia convocatoria para la que ya se encuentra gestionando los permisos correspondientes.

"Voy a gastar lo que haya que gastar, mis hijos están grandes y el 15 de enero estoy pensando en hacer una fiesta grandota", manifestó.

En este punto Osvaldo, cual amigo de todos, invitó a celebrar su logro y a compartir su fiesta en Corrientes.

Seguro el 15 de enero lo veremos sentado atrás de un vehículo recorriendo las calles correntinas en medio de bocinazos, envuelto en engrudo y con papelitos de colores levantando en alto un cartelito que diga: "Ya soy abogado". Una celebración a la vida, un mimo a quienes aún no se animan.

En esta nota: #historiasdevida

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